¡Venezuela tiene nuevo Beato! El trujillano Dr. José Gregorio Hernández recibió su beatificación

¡Venezuela tiene nuevo Beato! El trujillano Dr. José Gregorio Hernández recibió su beatificación

30.04.2021
                                    

Redpres |.- Este viernes el conocido "Médico de los Pobres", Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, se convirtió en el primer científico venezolano en ser beatificado y que podrá recibir el título de Santo de la Iglesia Católica una vez aprobado un segundo Milagro.

La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) realizó la ceremonia de beatificación en el campo abierto de la iglesia del colegio La Salle en las faldas del Parque Nacional Warairarepano. Se suponía que el evento estaría presidido por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, pero su viaje fue cancelado en el último minuto "por razones de fuerza mayor" relacionadas con la pandemia. En su lugar estuvo el Nuncio Apostólico en Caracas, Arzobispo Aldo Giordano.

Originalmente, el evento se iba a realizar en uno de los estadios de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Caracas, donde pasó gran parte de su vida Hernández, quien ahora será Beato luego de ser considerado 'Venerable', título otorgado en 1986 por Al Papa Juan Pablo II por su llamado a servir a las personas necesitadas.

Ayer, un día antes de la beatificación, el Papa Francisco envió un mensaje a los venezolanos: "Sé con cuánta ilusión esperaban desde hace muchos años el momento en que la Iglesia confirmase algo que ustedes creían firmemente: que 'el médico del pueblo' está junto a Dios", dijo en un video difundido por el Vaticano.

Francisco definió a Hernández como "un hombre amante de la sabiduría, de la investigación, de la ciencia, al servicio de la salud y de la docencia. Es modelo de santidad comprometida con la defensa de la vida, con los desafíos de la historia y particularmente como paradigma de servicio al prójimo. Como un buen samaritano, sin excluir a nadie. Es un hombre de servicio universal".


La imagen de José Gregorio no solo es religiosa, sino que forma parte de la cultura popular. Se encuentra en murales, grafitis, carteles, afiches, sellos, camisetas, en las camas de los enfermos y en las tumbas de los difuntos. El camino hacía su santificación lo inició en 1949 el entonces arzobispo de Caracas, Montignor Lucas Guillermo Castillo.

Se atribuye a los feligreses la historia sagrada de José Gregorio Hernández desde el día de su muerte: 29 de junio de 1919. En esa fecha, el médico, que residía en la parroquia de La Pastora en Caracas, fue a atender a un paciente y estaba caminando al lado de la calle.

Según los relatos, Hernández había ofrecido su vida a cambio del final de la Primera Guerra Mundial, hecho que se concretó con el acuerdo de paz firmado el día antes de su muerte.

Su velatorio se llevó a cabo al día siguiente en la casa de sus hermanos. Era tan masivo que tuvieron que trasladar su ataúd al auditorio de la UCV, cargado de estudiantes y discípulos. Luego fue enterrado en el Cementerio General del Sur, donde permanecieron sus restos hasta 1975.

En el mismo año, fueron excavados a pedido del Vaticano para protegerlos. Desde entonces, los restos mortales de Hernández se encuentran guardados en la Iglesia La Candelaria en Caracas, donde fueron reexaminados en 2020 como parte del proceso de beatificación.

Nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, un pequeño pueblo del occidental estado de Trujillo, en los Andes venezolanos. Sus padres fueron Benigno Hernández y Josefa Cisneros. Su madre hacía las tareas del hogar y su padre tenía una tienda de productos secos, abarrotes y una farmacia.

José Gregorio quería ser abogado, pero su padre le sugirió que tomara la medicina como profesión. En 1878, con tan solo 13 años, fue enviado a Caracas para terminar el bachillerato y estudiar filosofía.

Luego se incorporó a la UCV cuando tenía 17 años. Después de graduarse en 1888, fue reconocido como el estudiante de medicina más destacado. Además, se convirtió en políglota: hablaba inglés, francés, portugués, alemán, italiano y latín. Adquirió conocimientos de hebreo, se interesó por la música, la filosofía y la teología.

Regresó a su tierra natal de Isnotú, porque dijo que tenía que cuidar a las personas más necesitadas. Allí instaló una clínica popular y priorizó sus servicios a personas sin recursos. Le preocupaban las diversas enfermedades de la época, especialmente la malaria y la tuberculosis, enfermedad que él mismo padecía por lo que recibió los santos óleos.

En 1889 viajó a Francia y Alemania para profundizar sus conocimientos. Fue enviado por el entonces presidente Juan Pablo Rojas Paúl (1888-1890) para contribuir a la modernización de la medicina local. Regresó en 1891 y comenzó como docente abriendo las nuevas cátedras de histología normal y patológica, fisiología experimental y bacteriología en la UCV.


La cátedra de bacteriología fue la primera en América. También fue el primero en Venezuela en publicar un trabajo en este campo: Elementos de Bacteriología en 1906. Luego fundó el Laboratorio de Fisiología Experimental en Caracas e importó el microscopio, un elemento importante en la revolución de la medicina venezolana.

Hernández también hizo otros aportes relevantes a la ciencia y la academia, por lo que lo consideran un impulsor de la docencia científica y pedagógica en Venezuela. En 1917 viajó a Nueva York y Madrid para continuar sus estudios y un año después regresó a Caracas. Allí se encontró con la gripe pandémica del virus H1N1, también conocida como gripe española.

Las historias de sus milagros no se limitan al catolicismo venezolano, sino que se extienden a otros cultos religiosos y pueblos latinoamericanos.

Su imagen más famosa es la de un hombre blanco con bigote, vestido con traje con corbata y sombrero negro. La figurilla es común en millones de hogares, altares e iglesias.

Su poder curativo o intercesión divina ha sido el centro de controversia entre factores de la Iglesia, la cultura popular y la santería, ya que su imagen se ha tomado para la realización de rituales no católicos.

Las prácticas no católicas y la falta de documentación verificable de su milagro hicieron que su beatificación fuera confusa durante décadas, proceso que se reactivó en 2013, cuando se presentó la propuesta formal a los cardenales en Roma.

Allí se entregaron los documentos de dos supuestos casos milagrosos (fechados en 1986 y 2009), junto con más de 2.100 testimonios a favor de los "Siervos de Dios", como también se le conoce. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, se reunió con el Papa Francisco y le entregó una estatuilla.

Ninguno de estos casos pasó las evaluaciones de Roma. Pero en 2017 se habría producido el milagro que selló su bienaventuranza: el de Yaxury Solórzano, una niña que a los 10 años fue víctima de un robo a mano armada con su padre. La niña recibió un disparo en la cabeza y le provocó una pérdida de masa cerebral.


Los médicos advirtieron que si Yaxury lograba sobrevivir, sufriría una discapacidad grave. Su madre aseguró que había pedido la intercesión de José Gregorio y cuatro días después de la operación la niña comenzó a reaccionar y a los 20 días estaba completamente sana y sin consecuencias.

Entre enero y junio de 2020 se llevaron a cabo los respectivos procesos que finalmente atribuyeron a Hernández la salvación de la vida de Yaxury.

Con las Bienaventuranzas, José Gregorio se une a otras tres santas mujeres venezolanas: María de San José, Candelaria de San José y Carmen Rendiles.

La celebración de su día, realizada oficialmente por el Papa Francisco, tendrá lugar cada 26 de octubre, fecha que coincide con su nacimiento y la tradición venezolana.

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