María Antonieta, la trágica reina de Francia
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María Antonieta, la trágica reina de Francia
María Antonieta, la trágica reina de Francia
María Antonieta era frívola y voluntariosa, pero poseía un buen corazón, y estaba decidida a ser una buena esposa
Versalles iniciaba preparativos en mayo de 1770 para darle la bienvenida a quien se convertiría en la reina de Francia. El anciano rey Luis XV y el prometido de esta, de solo 15 años, quien se convertiría, cuando ascendiera al trono, como Luis XVI, esperaban a la archiduquesa austriaca María Antonieta, de 14 años, bellamente formada, de ojos azules y rubia cabellera.
Se casaron. Y después llegaron los días y noches de extravagantes festejos, pero cuando la real pareja se retiraba, su joven esposo no hacia mas que roncar y dormir, y durante los siguientes siete años el matrimonio no se consumaría.
María Antonieta era frívola y voluntariosa, pero poseía un buen corazón, y estaba decidida a ser una buena esposa y, cuando las circunstancias lo permitieran, una buena madre. Aunque frustrada en este ultimo propósito ya que el Delfín tenia una singular deformidad anatómica que los médicos podían corregir, pero él le temía a las intervenciones quirúrgicas.
En la primavera de 1774 el rey Luis XV murió, y Luis XVI y María Antonieta, de 19 y 18 años, comenzaron su reinado.
María Antonieta mandaba a hacer alrededor de cien trajes al año, y la adquisición de joyas era para ella algo muy natural. Se divertía con otros jóvenes en las carreras y bailes, modificando el pequeño Trianon, convirtiéndolo en un sitio espacioso y lujoso, para su esparcimiento.
Juntando todo el valor que tenia Luis tomo la decisión de operarse, y María Antonieta se convirtió, por fin, en su mujer, y posteriormente en madre.
En aquellos tiempos la etiqueta permitía que los alumbramientos fueran presenciados por el pueblo, y había tanta gente cuando nació su primera hija que María estuvo a punto de asfixiarse, en 1778. Tres años después nació un varón, acontecimiento que trajo muchos festejos. Y también fue su último destello de popularidad.
Aparte de la enemistad de la vieja nobleza de la corte los pensamientos revolucionarios florecían a lo ancho y a lo largo del país, y el objeto de la hostilidad no era el rey, sino la reina, arrogante y gastadora. Pronto se le apodó “la austriaca”. Pero en 1785, al volver a Paris por el nacimiento de su segundo hijo varón, la acogida fue muy fría, y ya había perdido el cariño del pueblo.
En 1786, abatida, se refugia en Trianon. Y cuando nació su cuarto hijo, una niña, el pueblo le demostró una cruel indiferencia.
Las finanzas del país estaban en ruinas, y toda la culpa del deterioro financiero recaía en ella. María Antonieta sentía soplar la fría brisa del desastre.
El pueblo la veía como el símbolo de la tiranía y estaban dispuestos a destruirla. El 14 de julio de 1789, se produce la toma de la Bastilla, abriendo sus puertas de par en par, y la historia señala esa fecha como el amanecer de la República.
El 5 de octubre de ese año una turba avanzo sobre Versalles pidiendo la cabeza de la reina, y durante la madrugada, después de matar a algunos guardias, la muchedumbre logro ingresar a palacio. La pareja real, aterrorizada se reunió junto a sus hijos, mientras en la puerta de sus habitaciones se sentían ya los gritos del pueblo. Después de unos tensos momentos la reina apareció en un balcón en donde hizo una reverencia a los nuevos amos de Francia.
Los reyes fueron instalados en las Tullerias en donde pasaron varios meses. Pero con la complicidad de algunos amigos intentaron una fuga, que fue un fracaso porque sus ocupantes fueron reconocidos. Y desde ese momento la familia real tenía centinelas hasta en sus habitaciones.
Desde su prisión la reina vio con horror desfilar por su ventana las cabezas clavadas en lanzas de sus amigos, y luego su esposo fue condenado a muerte.
Allí dejo de ser reina María Antonieta a los 37 años y viuda de Capeto. Fue luego juzgada en la oscura cárcel de la Conserjería, en 1793, en donde hasta su hijo declaro en su contra, por actos inmorales. Escucho la sentencia con valentía y calma. Esa noche se le permitió tener dos velas, una hoja de papel y una pluma. Y nada de lo que ella dispuso fue acogido.
La fueron a buscar por la mañana, le cortaron el cabello y ataron sus manos a la espalda. La sentaron en una tabla en una carreta y la trasladaron a la plaza en donde estaba dispuesta la guillotina.
María Antonieta fue victima de locuras que no fueron solo suyas, y murió por de las pasiones que hicieron libre a Francia.
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Fuente: Globedia
16 Julio 2012 | Ghamm |
María Antonieta era frívola y voluntariosa, pero poseía un buen corazón, y estaba decidida a ser una buena esposa
Versalles iniciaba preparativos en mayo de 1770 para darle la bienvenida a quien se convertiría en la reina de Francia. El anciano rey Luis XV y el prometido de esta, de solo 15 años, quien se convertiría, cuando ascendiera al trono, como Luis XVI, esperaban a la archiduquesa austriaca María Antonieta, de 14 años, bellamente formada, de ojos azules y rubia cabellera.
Se casaron. Y después llegaron los días y noches de extravagantes festejos, pero cuando la real pareja se retiraba, su joven esposo no hacia mas que roncar y dormir, y durante los siguientes siete años el matrimonio no se consumaría.
María Antonieta era frívola y voluntariosa, pero poseía un buen corazón, y estaba decidida a ser una buena esposa y, cuando las circunstancias lo permitieran, una buena madre. Aunque frustrada en este ultimo propósito ya que el Delfín tenia una singular deformidad anatómica que los médicos podían corregir, pero él le temía a las intervenciones quirúrgicas.
En la primavera de 1774 el rey Luis XV murió, y Luis XVI y María Antonieta, de 19 y 18 años, comenzaron su reinado.
María Antonieta mandaba a hacer alrededor de cien trajes al año, y la adquisición de joyas era para ella algo muy natural. Se divertía con otros jóvenes en las carreras y bailes, modificando el pequeño Trianon, convirtiéndolo en un sitio espacioso y lujoso, para su esparcimiento.
Juntando todo el valor que tenia Luis tomo la decisión de operarse, y María Antonieta se convirtió, por fin, en su mujer, y posteriormente en madre.
En aquellos tiempos la etiqueta permitía que los alumbramientos fueran presenciados por el pueblo, y había tanta gente cuando nació su primera hija que María estuvo a punto de asfixiarse, en 1778. Tres años después nació un varón, acontecimiento que trajo muchos festejos. Y también fue su último destello de popularidad.
Aparte de la enemistad de la vieja nobleza de la corte los pensamientos revolucionarios florecían a lo ancho y a lo largo del país, y el objeto de la hostilidad no era el rey, sino la reina, arrogante y gastadora. Pronto se le apodó “la austriaca”. Pero en 1785, al volver a Paris por el nacimiento de su segundo hijo varón, la acogida fue muy fría, y ya había perdido el cariño del pueblo.
En 1786, abatida, se refugia en Trianon. Y cuando nació su cuarto hijo, una niña, el pueblo le demostró una cruel indiferencia.
Las finanzas del país estaban en ruinas, y toda la culpa del deterioro financiero recaía en ella. María Antonieta sentía soplar la fría brisa del desastre.
El pueblo la veía como el símbolo de la tiranía y estaban dispuestos a destruirla. El 14 de julio de 1789, se produce la toma de la Bastilla, abriendo sus puertas de par en par, y la historia señala esa fecha como el amanecer de la República.
El 5 de octubre de ese año una turba avanzo sobre Versalles pidiendo la cabeza de la reina, y durante la madrugada, después de matar a algunos guardias, la muchedumbre logro ingresar a palacio. La pareja real, aterrorizada se reunió junto a sus hijos, mientras en la puerta de sus habitaciones se sentían ya los gritos del pueblo. Después de unos tensos momentos la reina apareció en un balcón en donde hizo una reverencia a los nuevos amos de Francia.
Los reyes fueron instalados en las Tullerias en donde pasaron varios meses. Pero con la complicidad de algunos amigos intentaron una fuga, que fue un fracaso porque sus ocupantes fueron reconocidos. Y desde ese momento la familia real tenía centinelas hasta en sus habitaciones.
Desde su prisión la reina vio con horror desfilar por su ventana las cabezas clavadas en lanzas de sus amigos, y luego su esposo fue condenado a muerte.
Allí dejo de ser reina María Antonieta a los 37 años y viuda de Capeto. Fue luego juzgada en la oscura cárcel de la Conserjería, en 1793, en donde hasta su hijo declaro en su contra, por actos inmorales. Escucho la sentencia con valentía y calma. Esa noche se le permitió tener dos velas, una hoja de papel y una pluma. Y nada de lo que ella dispuso fue acogido.
La fueron a buscar por la mañana, le cortaron el cabello y ataron sus manos a la espalda. La sentaron en una tabla en una carreta y la trasladaron a la plaza en donde estaba dispuesta la guillotina.
María Antonieta fue victima de locuras que no fueron solo suyas, y murió por de las pasiones que hicieron libre a Francia.
Fuente: Globedia
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