(La Hojilla) A propósito de Miguel Salazar y gorditos en tiempos de Vampiros

(La Hojilla) A propósito de Miguel Salazar y gorditos en tiempos de Vampiros



*Por Mario Silva

Si algo he aprendido a reconocer en Miguel Salazar, es su obsesión por el dinero y, sobre todo, por no tener límites para conseguirlo… ¡Y no de ahora! La Hojilla, muy especialmente Mario Silva, se convirtió en su pesadilla diaria desde el 2005, cuando le quitamos la máscara frente al país en aquel famoso programa culinario que hicimos en el set de cocina de un reconocido programa que hacía VTV por aquellos años. Mucha gente leía a Miguelito con atención y su grado de credibilidad se sustentaba por haber sido uno de los que entrevistó al Comandante Chávez antes de ser presidente. Incluso, llegó a sacar un libro de esa entrevista para meterse unos churupos, algo similar a lo que hizo otro famoso mitómano llamado Agustín Blanco Muñoz. Recuerdo que su pasquín entró en barrena después que develamos sus fuentes de financiamiento en el que había gente famosa rodeándolo. Miquelena, Tobías Carrero, Eligio Cedeño, toda una fauna de traidores corruptos y banqueros que conspiraban y cuyos antecedentes de boina rosada fueron terminando en el rincón del excremento. Miguelito estaba allí, siempre rodeado de publicidad ganada a punta de chantajes: “Si no me apoyas, hablo… Si no me apoyas, escribo”, ciertamente había aprendido muy bien de sus ídolos Miguel Ángel Capriles Sr. y Armando De Armas Sr.

Lo cierto es que Miguelito perdió credibilidad… ¡Y publicidad! (¡Billete, pues!). La revolución iba decantando a los hipócritas, a los mercenarios de la comunicación que manejaban la información para hacer negocios. Alguien le había ordenado “exterminar” a La Hojilla y echó mano de una historia de periqueros que se diluyó cuando Ravell terminó comprando un canal proveniente del narcotráfico.

En 2005 comenzó su pesadilla ¿Verdad, Miguelito?

Después pasó lo inevitable, los banqueros se convirtieron en prófugos y el gordito Miguelito fue perdiendo ceros en la cuenta bancaria. Pero, este tránsfuga experto en hacer del cuento una parodia del pseudoperiodismo, trató de acercarse de nuevo. Hablaba de ser el profeta de las conspiraciones dentro del chavismo. Casi que suplicaba que le prestaran atención, porque él “sí era revolucionario y era el ventiúnico chavista”. Pero, el jueguito de dame por aquí y dame por allá, más las alianzas con sujetos deleznables de la oposición, siguieron enterrando a Miguelito.

El ego de Miguelito le ha jugado muchas bromas pesadas. Miguelito quiso ser alcalde y de verdad creía en su potencial electoral. Los votos que obtuvo él y su equipo fueron directamente proporcionales al fracaso de su pasquín. Aquella derrota aplastante fue de tal envergadura que se tragó varias cajas de Toronto durante una semana y la gordura destrozó su ya empequeñecido ego.

¿De dónde saca Miguelito que voy a ser propietario de una tal “Caracas TV”?

Hay una historia que a Miguelito no se la han contado completa, yo sí la sé.

Hay un sujeto, igual de reptante que terminó por los rincones de la corrupción, Miguelito sabe su nombre y lo conoce, que sostuvo varias demandas en contra de Radio Caracas Televisión –no estoy seguro si gano esas demandas-, por el nombre de “Caracas Televisión”. Ese sujeto, oportunista como Miguelito, salió como corcho e’ limonada y muy mal parado. Su parecido a Miguelito es escalofriante. Es igual de cobarde que Miguelito, enredino como Miguelito, ladrón como Miguelito, pero su única diferencia con Miguelito es que no deslengua sus frustraciones en un pobre pasquín, sino que anda buscando a quien contarle su pecaminosa historia… Miguelito la escuchó y gritó ¡Eureka, ahora jodemos al de La Hojilla! Pero, como siempre (¿Verdad, Miguelito?), las vainas van más allá del Macondo de García Márquez y a eso le agregamos a otro grupito de oportunistas que aún pulula por los alrededores de VTV, quienes dicho sea de paso también anda rumiando su infortunio, tenemos completa la ecuación. No en balde el próximo mes de julio cumplo nueve años con La Hojilla y, créanme, qué de cosas he llegado a saber. Por ejemplo, cuando Miguelito arrodillado pidió un programa para él solito en VTV, porque “era”el sunma cum laude del periodismo venezolano.

Lo triste de esta ecuación que hoy trata de sumar mierda en contra de la revolución, es tratar de involucrar a PDVSA, apoyando tesis de vampiros que estuvieron involucrados en negocitos que culminaron con viajes a Disneylandia y París. Eso sin contar con aquellos que “exigían” más salario y publicidad. No obstante, como son caimanes del mismo pozo, terminan embarrándose de su propio excremento. En el fondo, más triste aún, están tratando de seguir engañando a la revolución… Pero, la mentira tiene patas cortas, ¿Verdad, Miguelito? Como también tuvo patas cortas mi supuesta relación con el caso Vegas-Pérez, Caramelito Branger, “Fafá” Capecci, allá por los años de mi ingreso a la adolescencia viviendo en Ciudad Bolívar y sin haber pisado Caracas… ¿Verdad, Miguelito?

La relación de Miguelito con los banqueros prófugos Eligio Cedeño y Tobías Carrero, “sigüis” de la momia Luis Miquelena, no solo fue un hecho público y notorio, sino que llegó a “negociar” con ellos cuánto debía informar sobre los banqueros en su pasquín, so pena de perder el financiamiento de estas entidades bancarias. Hoy, sin saber de qué magnitud fue el chantaje, Miguelito solo tiene a un anunciante: La Venezolana de Seguros y Vida C.A. El resto del financiamiento proviene de las informaciones que obtiene de aquellos que tienen rabo e’ paja y él, muy “humildemente”, los cobija para que “no lo rayen… Tú sabes cómo es la vaina, Miguelito”.

El último “ágape” de Miguelito celebrando el aniversario del pasquín que dirige, fue financiado porque “no había Money en la caja chica”. Asistieron personalidades “insignes” como Teodoro y otras personalidades que, “a escondidillas”, habrían donado al gordito Miguelito insignificantes sumas para el whisky, los pasapalos y, por qué no, para “combatir este comunismo que nos está matando”. La idea era repotenciar el pasquín que está en estado comatoso desde hace un buen tiempo. Dicen que ese día entre la gordura y el whisky, Miguelito rumiaba improperios por su mala estrella e hizo juramentos apocalípticos contra aquellos que ha convertido en enemigos eternos… Entre otros, este Señor de la Noche.

La Hojilla, es decir, Mario Silva, o sea, el Señor de la Noche, o sea, el Bachiller Marginal, sigue siendo su pesadilla, le duele, no la digiere. Cada vez que salta de alegría porque cree haber encontrado algo en mi contra, termina con la cabeza repleta de chichones. No es porque le caigan a coscorrones ¡NO! Es solo porque, ¡Nada!, no pega una y se da cada coñazo contra la pared que ni te cuento. ¡Claro! Entre tanto chichón alguna idea pudiera salir bien… Parece que titular con “Mario Silva” es garantía, según él, de vender algunos ejemplares más del pasquín que dirige, aunque el que me llega a mí me sale gratuito.

Un día de estos les voy a contar otras travesuras de este gordito que quiso ser periodista… y se convirtió en mercenario en el intento. Yo sé más de ti que tú de mí.

Para finalizar… Frío, frío, Miguelito. Como siempre frío, frío. Lo de “Caracas TV” no va por allí. Dile al gordito que te tiró el chisme que te comente mejor sobre los Bypass estomacales, pero búscate a otro cirujano para que te recoja los pliegues que van quedando. Al gordito con quien hablaste, le quedaron guindando como despojos de lo que es como hombre. Y a los otros que te buscaron con tanta urgencia, diles que la revolución no es pendeja… La justicia tarda, pero llega.


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Fuente: La Hojilla