Opositora Marea Socialista toma @Aporrea y la convierte en una página al servicio de la derecha
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Opositora Marea Socialista toma @Aporrea y la convierte en una página al servicio de la derecha
Opositora Marea Socialista toma Aporrea y la convierte en una página al servicio de la derecha
"Aporrea, por otra parte, se ha caracterizado por el patrocinio editorial de Marea Socialista, pues quienes manejan Aporrea son de Marea Socialista. Se pagan y se dan el vuelto, pues. Es un hecho que si uno aparece en Aporrea, uno está colaborando con esa página. En consecuencia, yo no quiero colaborar con Marea Socialista. Me reservo el derecho de elegir con quiénes voy a colaborar".
"Aporrea ha pasado a ser, desde hace tiempo, un medio donde tu ticket de entrada es la pedrada escrita en un teclado, si va contra la dirigencia, contra el Psuv o similares".
"Es una pena que al escribir para Aporrea nuestras críticas y visiones, nuestros artículos, sean agrupados en el arsenal editorial de un grupo en particular, revestido de polémica dentro de la revolución por su pugna abierta y personal contra otros factores políticos de la revolución, entiéndase dirigencia, partidos, colectivos y otros grupos editoriales. Es como estar en una fiesta donde revienta un peo en el que no queremos estar".
"Nosotros sabemos que Marea Socialista, quienes dirigen Aporrea, tienen su móvil político y agenda política propia. Si ellos quieren erigirse como fuerza política con vitalidad propia, que se asuman como partido en la vida real, y no como partido o tendencia digital. No conviertan a un medio, cuya línea editorial la construimos todos los que hemos colaborado en ella, en una tiendita de Marea Socialista. Si esa organización se asume como una fuerza crítica que intenta consolidar espacios de poder e inferir en el desarrollo de la política a lo interno del chavismo, es válido, pues tendencias dentro del chavismo siempre han habido".
Lamentablemente, luego de apenas dos años de aquellos comentarios, terminé teniendo la razón sobre la tendencia que se veía irreversible y que tomaría ese sitio web y Marea Socialista. El problema a saber no han sido las personas y militantes comunes quienes comparten allí sus opiniones, el problema ha sido el uso de catapulta que terminó dándosele desde ese espacio a la reproducción de fragmentaciones (editoriales y luego políticas) que son propias de los problemas congénitos de la izquierda: infantilismo-enfermo-pendenciero-dogmático, caldo de cultivo de las divisiones. Entiéndase que las palabras "infantilismo" y "enfermedad" no son calificativos peyorativos ideados desde el PSUV o el programa de Diosdado, no, vienen de un libro de Vladimir Lenin de 1918 titulado La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo. Como vemos es un problema de vieja data.
En noviembre de 2014 todavía Marea Socialista se decía que era sólo una "tendencia" dentro del PSUV. Hoy han declarado ser una organización que anda por cuenta propia. Se califican como "chavismo disidente", fijando postura contra absolutamente toda cuestión emanada de la dirigencia chavista y hasta se han colocado a favor de revocar al presidente Maduro trabajando activamente por el revocatorio. En realidad, estamos hablando de francas divisiones que comenzaron como posturas editoriales y que hoy continúan. Esa preocupación, infiero, la expresa Diosdado Cabello.
¿Qué más dijo Diosdado?
Refiriéndose a Aporrea expresó: ¡Ah! ¡Ustedes sí pueden criticar a la revolución, a Nicolás y yo no los podemos criticar a ustedes! ¡Qué mantequilla! Escriban todo lo que ustedes quieran, ¡pero aquí ya basta de traiciones! Pueden escribir todo lo que ustedes quieran, nadie lo prohibe, estamos en pleno ejercicio, pero defínanse. Se esconden diciendo y que son chavistas. ¿Chavistas? Chávez dio una orden el 8 de diciembre, ¿o no la dio? Ah, interpretan al chavismo como quieren a su conveniencia".
Diosdado continuó su reflexión sobre la lealtad al chavismo al aclarar que "uno no está de acuerdo con muchas cosas ¡pero se discuten adentro! Escriban lo que quieran, pero no me digan a mí que no los critique, eso no es justo, ustedes critican a Nicolás hasta la manera de caminar. Todo, si algo falla le caen encima".
Advirtió además a detractores de la Revolución Bolivariana que, en teoría, desde una postura chavista, han hecho señalamientos contra el mismo Chávez. "No se metan con Chávez, bienvenidas las críticas, nosotros las recibimos, claro que sí. Si un colectivo dice vamos por este camino, yo soy el primero que sigue ese camino y levanta la bandera, pero mientras nosotros le hacemos el favor a la burguesía tratando de dividir el movimiento revolucionario no esperen que los vean como chavistas".
El dilema político de fondo
La advertencia de Diosdado es lamentablemente cierta como trágica. La cuestión de fondo es que el chavismo transita por circunstancias inéditas, que colocan por un lado a sectores aferrados consistentemente a la aspiración chavista, frente a otros que por razones diversas (muchas de ellas legítimas) se asumen desmoralizados y que ponen en segundo plano, en consecuencia, la oportunidad histórica de construir un proceso social para el futuro, aún con todos los errores, las adversidades y amenazas a cuestas. En estos menesteres aplica la famosa reflexión que viene del dilema del muchacho que se caga en los pañales. Hay quienes quieren cambiarle el pañal a la criatura. Hay quienes para salir del pañal cagao, quieren tirarlo con todo y muchacho a la basura.
En Aporrea y en Marea Socialista son comunes las expresiones de: "Esto se acabó", "Todo murió con Chávez", "Maduro no es hijo de Chávez", "Diosdado es narco", "Todos son corruptos", "No hay verdaderos revolucionarios allí", "Saquemos a Maduro y al PSUV para hacer la verdadera revolución", "El pacto con la oligarquía que nos está tumbando (fijémonos en esa incongruencia común)", etcétera.
¿Qué contribución tienen Aporrea y Marea Socialista en las expresiones de la desmoralización? Probablemente mucho, probablemente poco. Mucho tiene que ver en ella como causas, sin duda, los errores del Gobierno chavista y la dirigencia en diversos ámbitos, y eso no hay que negarlo pues continuamos bajo la inercia sociocultural de prácticas desviadas y malos ejemplos por doquier. Hasta el mismo Maduro participa en las críticas que a diario se hacen. Las prácticas de la vieja sociedad persisten porque es la vieja sociedad la que persiste.
Pero la trágica consecuencia de lo que debería ser un debate de gran altura, el de la cuestión política de la crítica, es, por un lado, la frecuente estigmatización oficial de la crítica y por otro lado los desaforados hipercriticones del Gobierno integrantes del chavismo llorón que sólo ven derrotas por doquier. Extremos tratándo de halarles las orejas a los otros y viceversa. Y aguas abajo, unos llamando a otros "chavistas de petróleo a 100" y otros llamando "jalabolas gobierneros" a los otros. Digamos que tal cosa es, en términos marxistas, dialéctico. En ese misma línea debemos sopesar cuál será la síntesis: o viene la división y la fragmentación como expresión de viejos y repetidos errores históricos de la izquierda, o viene una depuración de las fuerzas revolucionarias de los fantasmas de la desmoralización, la despolitización y el desencanto. Serán los hechos los que afirmarán cualquiera de esos probables resultados.
Estas cuestiones debemos sopesarlas, pues el problema en esencia no es Aporrea ni la abierta división de las aspiraciones populares que patrocina Marea Socialista. El problema hoy es que en momentos excepcionales como los actuales lo fundamental es definir quiénes y cómo, estamos decididos o no, a sostener bajo cualquier circunstancia y a cualquier precio, la oportunidad de legarle la aspiración política de una revolución a los que vienen, sin desperdigar nuestro (actual) momento. Eso nos demanda aislar a quienes quieren dividirnos y a aceptar muchas de las expresiones de la crítica, encontrando los métodos correctos para esto último.
Hablamos entonces de la administración política de los descontentos legítimos. El chavismo es una fuerza con cualidades sociopolíticas que se está construyendo. He ahí que no hay al día de hoy un "manual de la crítica" ni un tipificador automático que nos diga cuál es buena o cuál es mala. Pero si aplicamos el sentido común chavista diríamos que "bueno es el cilantro, pero no tanto".
¿Qué hacer con la crítica?
Quizá lo verdaderamente molesto aunado a las suspicacias que generan Aporrea y Marea Socialista, es que en el peor momento político de la Revolución Bolivariana, en el momento de mayor adversidad y en circunstancias en que las acciones del enemigo han sido más contundentes y efectivas, han hecho contribuciones a la proliferación de flagelos que en tiempos de Sierra Maestra y en plena lucha por la revolución cubana eran penados con el fusilamiento: la deserción, la insubordinación y el derrotismo.
Por favor, no digan que mi sugerencia es el fusilamiento de los web managers de Aporrea o de la comparsa de Marea Socialista, me refiero al libro del Che Guevara Pasajes de la guerra revolucionaria, donde reseñó esa medida implementada por Fidel para sostener la moral en alto, detener la traición y ganar la guerra, pese a los propios errores y desviaciones que ocurrían en las filas revolucionarias. Salvando las distancias, en ninguna revolución la deserción, la insubordinación y el derrotismo son buenos aliados.
Lo ideal sería darle a la crítica nuevos espacios editoriales, presenciales y políticos, revitalizándola, haciéndola pertinente y especialmente efectiva. Todo con el sólo propósito de remoralizar la fuerza motriz del chavismo, que es la capacidad e ímpetu creador de los chavistas.
Necesario es superar las trampas maniqueas, crear las formas y encarrilar política y efectivamente los descontentos para que nuevas tareas vengan (que generen resultados). Siempre con lealtad. "La unión debe salvarnos, como nos destruirá la división si llega a introducirse entre nosotros", dijo Bolívar en su carta dirigida a Rafael Urdaneta en octubre de 1814. Basta recordar a Chávez, la noche del 8 de diciembre de 2012, para entender su llamado a la unidad ante esta circunstancia de nuevas dificultades y "del tamaño que fueren".
Fuente: Misión Verdad
| Por Franco Vielma/MisiónVerdad.com
Foto ©agencias
Por Franco Vielma |.- No quisiera avanzar en estas opiniones sin suscribir palabras que di a conocer en Misión Verdad en noviembre del año 2014, pues efectivamente mucha agua ha corrido debajo de este puente. En esa nota titulada "Yo no quiero aparecer en Aporrea" hice varios señalamientos:"Aporrea, por otra parte, se ha caracterizado por el patrocinio editorial de Marea Socialista, pues quienes manejan Aporrea son de Marea Socialista. Se pagan y se dan el vuelto, pues. Es un hecho que si uno aparece en Aporrea, uno está colaborando con esa página. En consecuencia, yo no quiero colaborar con Marea Socialista. Me reservo el derecho de elegir con quiénes voy a colaborar".
"Aporrea ha pasado a ser, desde hace tiempo, un medio donde tu ticket de entrada es la pedrada escrita en un teclado, si va contra la dirigencia, contra el Psuv o similares".
"Es una pena que al escribir para Aporrea nuestras críticas y visiones, nuestros artículos, sean agrupados en el arsenal editorial de un grupo en particular, revestido de polémica dentro de la revolución por su pugna abierta y personal contra otros factores políticos de la revolución, entiéndase dirigencia, partidos, colectivos y otros grupos editoriales. Es como estar en una fiesta donde revienta un peo en el que no queremos estar".
El opositor Gonzalo Gómez es uno de los dueños de Aporrea.org, quien en el pasado logró infiltrarse en el chavismo | Foto ©Aporrea
"Nosotros sabemos que Marea Socialista, quienes dirigen Aporrea, tienen su móvil político y agenda política propia. Si ellos quieren erigirse como fuerza política con vitalidad propia, que se asuman como partido en la vida real, y no como partido o tendencia digital. No conviertan a un medio, cuya línea editorial la construimos todos los que hemos colaborado en ella, en una tiendita de Marea Socialista. Si esa organización se asume como una fuerza crítica que intenta consolidar espacios de poder e inferir en el desarrollo de la política a lo interno del chavismo, es válido, pues tendencias dentro del chavismo siempre han habido".
Lamentablemente, luego de apenas dos años de aquellos comentarios, terminé teniendo la razón sobre la tendencia que se veía irreversible y que tomaría ese sitio web y Marea Socialista. El problema a saber no han sido las personas y militantes comunes quienes comparten allí sus opiniones, el problema ha sido el uso de catapulta que terminó dándosele desde ese espacio a la reproducción de fragmentaciones (editoriales y luego políticas) que son propias de los problemas congénitos de la izquierda: infantilismo-enfermo-pendenciero-dogmático, caldo de cultivo de las divisiones. Entiéndase que las palabras "infantilismo" y "enfermedad" no son calificativos peyorativos ideados desde el PSUV o el programa de Diosdado, no, vienen de un libro de Vladimir Lenin de 1918 titulado La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo. Como vemos es un problema de vieja data.
En noviembre de 2014 todavía Marea Socialista se decía que era sólo una "tendencia" dentro del PSUV. Hoy han declarado ser una organización que anda por cuenta propia. Se califican como "chavismo disidente", fijando postura contra absolutamente toda cuestión emanada de la dirigencia chavista y hasta se han colocado a favor de revocar al presidente Maduro trabajando activamente por el revocatorio. En realidad, estamos hablando de francas divisiones que comenzaron como posturas editoriales y que hoy continúan. Esa preocupación, infiero, la expresa Diosdado Cabello.
¿Qué más dijo Diosdado?
Refiriéndose a Aporrea expresó: ¡Ah! ¡Ustedes sí pueden criticar a la revolución, a Nicolás y yo no los podemos criticar a ustedes! ¡Qué mantequilla! Escriban todo lo que ustedes quieran, ¡pero aquí ya basta de traiciones! Pueden escribir todo lo que ustedes quieran, nadie lo prohibe, estamos en pleno ejercicio, pero defínanse. Se esconden diciendo y que son chavistas. ¿Chavistas? Chávez dio una orden el 8 de diciembre, ¿o no la dio? Ah, interpretan al chavismo como quieren a su conveniencia".
Diosdado continuó su reflexión sobre la lealtad al chavismo al aclarar que "uno no está de acuerdo con muchas cosas ¡pero se discuten adentro! Escriban lo que quieran, pero no me digan a mí que no los critique, eso no es justo, ustedes critican a Nicolás hasta la manera de caminar. Todo, si algo falla le caen encima".
Advirtió además a detractores de la Revolución Bolivariana que, en teoría, desde una postura chavista, han hecho señalamientos contra el mismo Chávez. "No se metan con Chávez, bienvenidas las críticas, nosotros las recibimos, claro que sí. Si un colectivo dice vamos por este camino, yo soy el primero que sigue ese camino y levanta la bandera, pero mientras nosotros le hacemos el favor a la burguesía tratando de dividir el movimiento revolucionario no esperen que los vean como chavistas".
El dilema político de fondo
La advertencia de Diosdado es lamentablemente cierta como trágica. La cuestión de fondo es que el chavismo transita por circunstancias inéditas, que colocan por un lado a sectores aferrados consistentemente a la aspiración chavista, frente a otros que por razones diversas (muchas de ellas legítimas) se asumen desmoralizados y que ponen en segundo plano, en consecuencia, la oportunidad histórica de construir un proceso social para el futuro, aún con todos los errores, las adversidades y amenazas a cuestas. En estos menesteres aplica la famosa reflexión que viene del dilema del muchacho que se caga en los pañales. Hay quienes quieren cambiarle el pañal a la criatura. Hay quienes para salir del pañal cagao, quieren tirarlo con todo y muchacho a la basura.
En Aporrea y en Marea Socialista son comunes las expresiones de: "Esto se acabó", "Todo murió con Chávez", "Maduro no es hijo de Chávez", "Diosdado es narco", "Todos son corruptos", "No hay verdaderos revolucionarios allí", "Saquemos a Maduro y al PSUV para hacer la verdadera revolución", "El pacto con la oligarquía que nos está tumbando (fijémonos en esa incongruencia común)", etcétera.
¿Qué contribución tienen Aporrea y Marea Socialista en las expresiones de la desmoralización? Probablemente mucho, probablemente poco. Mucho tiene que ver en ella como causas, sin duda, los errores del Gobierno chavista y la dirigencia en diversos ámbitos, y eso no hay que negarlo pues continuamos bajo la inercia sociocultural de prácticas desviadas y malos ejemplos por doquier. Hasta el mismo Maduro participa en las críticas que a diario se hacen. Las prácticas de la vieja sociedad persisten porque es la vieja sociedad la que persiste.
Pero la trágica consecuencia de lo que debería ser un debate de gran altura, el de la cuestión política de la crítica, es, por un lado, la frecuente estigmatización oficial de la crítica y por otro lado los desaforados hipercriticones del Gobierno integrantes del chavismo llorón que sólo ven derrotas por doquier. Extremos tratándo de halarles las orejas a los otros y viceversa. Y aguas abajo, unos llamando a otros "chavistas de petróleo a 100" y otros llamando "jalabolas gobierneros" a los otros. Digamos que tal cosa es, en términos marxistas, dialéctico. En ese misma línea debemos sopesar cuál será la síntesis: o viene la división y la fragmentación como expresión de viejos y repetidos errores históricos de la izquierda, o viene una depuración de las fuerzas revolucionarias de los fantasmas de la desmoralización, la despolitización y el desencanto. Serán los hechos los que afirmarán cualquiera de esos probables resultados.
Estas cuestiones debemos sopesarlas, pues el problema en esencia no es Aporrea ni la abierta división de las aspiraciones populares que patrocina Marea Socialista. El problema hoy es que en momentos excepcionales como los actuales lo fundamental es definir quiénes y cómo, estamos decididos o no, a sostener bajo cualquier circunstancia y a cualquier precio, la oportunidad de legarle la aspiración política de una revolución a los que vienen, sin desperdigar nuestro (actual) momento. Eso nos demanda aislar a quienes quieren dividirnos y a aceptar muchas de las expresiones de la crítica, encontrando los métodos correctos para esto último.
Hablamos entonces de la administración política de los descontentos legítimos. El chavismo es una fuerza con cualidades sociopolíticas que se está construyendo. He ahí que no hay al día de hoy un "manual de la crítica" ni un tipificador automático que nos diga cuál es buena o cuál es mala. Pero si aplicamos el sentido común chavista diríamos que "bueno es el cilantro, pero no tanto".
¿Qué hacer con la crítica?
Quizá lo verdaderamente molesto aunado a las suspicacias que generan Aporrea y Marea Socialista, es que en el peor momento político de la Revolución Bolivariana, en el momento de mayor adversidad y en circunstancias en que las acciones del enemigo han sido más contundentes y efectivas, han hecho contribuciones a la proliferación de flagelos que en tiempos de Sierra Maestra y en plena lucha por la revolución cubana eran penados con el fusilamiento: la deserción, la insubordinación y el derrotismo.
Por favor, no digan que mi sugerencia es el fusilamiento de los web managers de Aporrea o de la comparsa de Marea Socialista, me refiero al libro del Che Guevara Pasajes de la guerra revolucionaria, donde reseñó esa medida implementada por Fidel para sostener la moral en alto, detener la traición y ganar la guerra, pese a los propios errores y desviaciones que ocurrían en las filas revolucionarias. Salvando las distancias, en ninguna revolución la deserción, la insubordinación y el derrotismo son buenos aliados.
Lo ideal sería darle a la crítica nuevos espacios editoriales, presenciales y políticos, revitalizándola, haciéndola pertinente y especialmente efectiva. Todo con el sólo propósito de remoralizar la fuerza motriz del chavismo, que es la capacidad e ímpetu creador de los chavistas.
Necesario es superar las trampas maniqueas, crear las formas y encarrilar política y efectivamente los descontentos para que nuevas tareas vengan (que generen resultados). Siempre con lealtad. "La unión debe salvarnos, como nos destruirá la división si llega a introducirse entre nosotros", dijo Bolívar en su carta dirigida a Rafael Urdaneta en octubre de 1814. Basta recordar a Chávez, la noche del 8 de diciembre de 2012, para entender su llamado a la unidad ante esta circunstancia de nuevas dificultades y "del tamaño que fueren".
| Por Franco Vielma/ MisiónVerdad.com
Fuente: Misión Verdad
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