Oposición venezolana es antidemocrática y ha pateado siempre el diálogo
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Oposición venezolana es antidemocrática y ha pateado siempre el diálogo
Oposición venezolana es antidemocrática y ha pateado siempre el diálogo
En Venezuela, el Gobierno nacional ha sido persistente en convocar al diálogo con el objetivo de dirimir las diferencias, encausar la pugna política, defender la paz y la coexistencia pacífica.
Ese llamado al diálogo nacional por parte del Gobierno bolivariano no es nuevo. En 2002 se extendieron las primeras invitaciones a los dirigentes de la oposición venezolana, incluso a quienes participaron en el golpe de Estado contra el Gobierno del Presidente Hugo Chávez y a aquellos grupos ligados a la desestabilización.
El emplazamiento a dialogar fue hecho por el líder socialista el 28 de abril de 2002, 17 días después de haberse perpetrado el golpe que se mantuvo apenas por 48 horas. Entonces, Chávez insistía en la necesidad de que este proceso debía regirse por la verdad y la ética.
"Esa reflexión, ese diálogo, ese debate debe ser impulsado. Pero debe llevar en su esencia algo que es fundamental para que el diálogo sea constructivo: la verdad; diálogo con la verdad y claro que no hay una verdad, diálogo cada quien defendiendo su verdad; pero diálogo con ética, sin puñales detrás de la espalda. No se trata del diálogo de los tahúres, no se trata del diálogo de las mafias que están dialogando pero con la ametralladora aquí abajo escondida o el puñal aquí en la cintura. No se trata del diálogo de los vaqueros de las películas, se trata de un diálogo del corazón, de la ética, de la moral, un verdadero diálogo", reflexionaba Chávez, en el programa Aló, Presidente 102, transmitido desde el Salón Andrés Bello, de la residencia presidencial, La Casona.
"Regresamos a llamar, a enarbolar las banderas de paz, de reconciliación. Yo le pido a Dios que estas mis palabras lleguen al alma de todos, hasta de mis más enconados adversarios y que nos convenzamos todos que el juego tiene que respetarse para que podamos jugar en paz. Para que Venezuela pueda marchar en paz", manifestó entonces.
Sin embargo, la respuesta de la oposición siempre ha sido la misma: patear la mesa y romper con toda posibilidad posible para que se concreten los objetivos de este proceso. Su común denominador es desestimar las convocatorias, no sin antes exigir condiciones.
Tras el llamado efectuado el 28 de abril de 2002, se desarrolló un encuentro en Fuerte Tiuna, donde asistieron figuras alineadas con la oposición como Baltazar Porras, jerarca de la Iglesia Católica, y los políticos Teodoro Petkoff y Eduardo Fernández, interlocutores que subestimaron el impacto de las conversaciones sostenidas.
Posteriormente, en un segundo intento, Chávez convocó a mesas de diálogo en el Palacio Presidencial de Miraflores. No obstante recibió nuevas descalificaciones. Los resultados infructuosos de estos encuentros tenía una razón: la oposición tenía como carta bajo la manga el sabotaje petrolero, programado para diciembre de ese mismo año.
Pese a ello, meses después, Chávez convocó a un nuevo diálogo esta vez con sectores económicos ligados a esos planes desestabilizadores. Se instalaron mesas de debate en las que empresarios fueron escuchados pacientemente por el Presidente. La desestabilización por otras vías siguió. El intento de diálogo quedó para el olvido.
Todas las convocatorias de diálogo por parte del chavismo fueron repelidas por un oposición con agendas ocultas, vinculadas a alterar el orden democrático, a no respetar el juego democrático como planteaba el Comandante Chávez quien lamentó que la derecha interpretara la convocatoria de diálogo como un signo de debilidad.
Hoy, el escenario se repite. El presidente de la República, Nicolás Maduro, ha convocado al diálogo a sectores de la oposición. En principio ocurrió en el primer semestre de 2014 durante la violencia callejera activada como parte de un plan golpista bautizada por la derecha como La Salida. El Presidente los convocó por medio de una Conferencia Nacional de Paz, como un espacio abierto y de diálogo. Al inicio, la respuesta de la oposición fue un rotundo no.
Un mes después se conformó la Comisión de Cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), para acompañar, apoyar y asesorar el diálogo de paz convocado por Maduro. Y, en abril de ese año la MUD (la alianza de partidos de derecha) aceptó con una serie de condiciones: presencia de mediadores escogidos por ambas partes y la transmisión del encuentro en cadena nacional de radio y televisión, y así se cumplió. Maduro logró que una oposición asistiera a un encuentro para el diálogo.
En esa reunión, hubo una tibia condena a la violencia por parte de la oposición. Estaban en cadena de radio y televisión.Algo políticamente correcto tenían que decir. "Condenamos la violencia venga de donde venga" llegaron a proferir sus dirigentes. Aunque en la práctica nunca llamaron a sus grupos de choque a desactivar la violencia callejera que afectaron, en muchos casos, a las clases medias, su fieles votos en procesos electorales. Las guarimbas se extinguieron y la paz retornó con planes especiales de seguridad activados por el Gobierno.
En el 2015 y en lo que va de 2016 el camino es similar. El Gobierno nacional llama a la paz y al diálogo en función de solventar la actual coyuntura económica. Cuando por fin lo aceptaron pidieron que fuera secreto para no alterar a algunos de sus seguidores inoculados de odio.
Con el acompañamiento de Unasur, hubo una primera reunión exploratoria en República Dominicana. La negaron como dique para contener el rechazo de su propia militancia. Hubo un segundo intento, hecho público, con pocos avances. Hasta ahora, las confrontaciones internas de la oposición han impedido avanzar hacia una siguiente fase.
El Ejecutivo ha reiterado su voluntad de diálogo, sobre todo, para sumar aportes que ayuden a superar la coyuntura económica. Pero cualquier resquicio de posibilidad de diálogo ya fue desechada en público por la oposición que ha llamado con eufemismos a activar, una vez más, la violencia en las calles, con el uso de una figura constitucional: el referendo revocatorio.
Fuente: AVN
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Foto ©noticiaaldia.com
AVN |.- El diálogo es definido por la Real Academia Española como la discusión o trato en busca de avenencia, acción que además deber ejercerse entre dos partes, y para ello "se necesita, de alguna manera, decidir cuáles son los puntos de honor pero también se necesita ceder", explicó la socióloga venezolana Marie Claire Stelling.En Venezuela, el Gobierno nacional ha sido persistente en convocar al diálogo con el objetivo de dirimir las diferencias, encausar la pugna política, defender la paz y la coexistencia pacífica.
Ese llamado al diálogo nacional por parte del Gobierno bolivariano no es nuevo. En 2002 se extendieron las primeras invitaciones a los dirigentes de la oposición venezolana, incluso a quienes participaron en el golpe de Estado contra el Gobierno del Presidente Hugo Chávez y a aquellos grupos ligados a la desestabilización.
El emplazamiento a dialogar fue hecho por el líder socialista el 28 de abril de 2002, 17 días después de haberse perpetrado el golpe que se mantuvo apenas por 48 horas. Entonces, Chávez insistía en la necesidad de que este proceso debía regirse por la verdad y la ética.
"Esa reflexión, ese diálogo, ese debate debe ser impulsado. Pero debe llevar en su esencia algo que es fundamental para que el diálogo sea constructivo: la verdad; diálogo con la verdad y claro que no hay una verdad, diálogo cada quien defendiendo su verdad; pero diálogo con ética, sin puñales detrás de la espalda. No se trata del diálogo de los tahúres, no se trata del diálogo de las mafias que están dialogando pero con la ametralladora aquí abajo escondida o el puñal aquí en la cintura. No se trata del diálogo de los vaqueros de las películas, se trata de un diálogo del corazón, de la ética, de la moral, un verdadero diálogo", reflexionaba Chávez, en el programa Aló, Presidente 102, transmitido desde el Salón Andrés Bello, de la residencia presidencial, La Casona.
"Regresamos a llamar, a enarbolar las banderas de paz, de reconciliación. Yo le pido a Dios que estas mis palabras lleguen al alma de todos, hasta de mis más enconados adversarios y que nos convenzamos todos que el juego tiene que respetarse para que podamos jugar en paz. Para que Venezuela pueda marchar en paz", manifestó entonces.
Sin embargo, la respuesta de la oposición siempre ha sido la misma: patear la mesa y romper con toda posibilidad posible para que se concreten los objetivos de este proceso. Su común denominador es desestimar las convocatorias, no sin antes exigir condiciones.
Tras el llamado efectuado el 28 de abril de 2002, se desarrolló un encuentro en Fuerte Tiuna, donde asistieron figuras alineadas con la oposición como Baltazar Porras, jerarca de la Iglesia Católica, y los políticos Teodoro Petkoff y Eduardo Fernández, interlocutores que subestimaron el impacto de las conversaciones sostenidas.
Posteriormente, en un segundo intento, Chávez convocó a mesas de diálogo en el Palacio Presidencial de Miraflores. No obstante recibió nuevas descalificaciones. Los resultados infructuosos de estos encuentros tenía una razón: la oposición tenía como carta bajo la manga el sabotaje petrolero, programado para diciembre de ese mismo año.
Pese a ello, meses después, Chávez convocó a un nuevo diálogo esta vez con sectores económicos ligados a esos planes desestabilizadores. Se instalaron mesas de debate en las que empresarios fueron escuchados pacientemente por el Presidente. La desestabilización por otras vías siguió. El intento de diálogo quedó para el olvido.
Todas las convocatorias de diálogo por parte del chavismo fueron repelidas por un oposición con agendas ocultas, vinculadas a alterar el orden democrático, a no respetar el juego democrático como planteaba el Comandante Chávez quien lamentó que la derecha interpretara la convocatoria de diálogo como un signo de debilidad.
Hoy, el escenario se repite. El presidente de la República, Nicolás Maduro, ha convocado al diálogo a sectores de la oposición. En principio ocurrió en el primer semestre de 2014 durante la violencia callejera activada como parte de un plan golpista bautizada por la derecha como La Salida. El Presidente los convocó por medio de una Conferencia Nacional de Paz, como un espacio abierto y de diálogo. Al inicio, la respuesta de la oposición fue un rotundo no.
Un mes después se conformó la Comisión de Cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), para acompañar, apoyar y asesorar el diálogo de paz convocado por Maduro. Y, en abril de ese año la MUD (la alianza de partidos de derecha) aceptó con una serie de condiciones: presencia de mediadores escogidos por ambas partes y la transmisión del encuentro en cadena nacional de radio y televisión, y así se cumplió. Maduro logró que una oposición asistiera a un encuentro para el diálogo.
En esa reunión, hubo una tibia condena a la violencia por parte de la oposición. Estaban en cadena de radio y televisión.Algo políticamente correcto tenían que decir. "Condenamos la violencia venga de donde venga" llegaron a proferir sus dirigentes. Aunque en la práctica nunca llamaron a sus grupos de choque a desactivar la violencia callejera que afectaron, en muchos casos, a las clases medias, su fieles votos en procesos electorales. Las guarimbas se extinguieron y la paz retornó con planes especiales de seguridad activados por el Gobierno.
En el 2015 y en lo que va de 2016 el camino es similar. El Gobierno nacional llama a la paz y al diálogo en función de solventar la actual coyuntura económica. Cuando por fin lo aceptaron pidieron que fuera secreto para no alterar a algunos de sus seguidores inoculados de odio.
Con el acompañamiento de Unasur, hubo una primera reunión exploratoria en República Dominicana. La negaron como dique para contener el rechazo de su propia militancia. Hubo un segundo intento, hecho público, con pocos avances. Hasta ahora, las confrontaciones internas de la oposición han impedido avanzar hacia una siguiente fase.
El Ejecutivo ha reiterado su voluntad de diálogo, sobre todo, para sumar aportes que ayuden a superar la coyuntura económica. Pero cualquier resquicio de posibilidad de diálogo ya fue desechada en público por la oposición que ha llamado con eufemismos a activar, una vez más, la violencia en las calles, con el uso de una figura constitucional: el referendo revocatorio.
| Gissel Molina/AVN.info.ve
Fuente: AVN
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