Historiador colombiano asegura que Santander y EEUU habrían orquestado asesinato de Bolívar
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Historiador colombiano asegura que Santander y EEUU habrían orquestado asesinato de Bolívar
El plan incluiría la administración de cantárida y arsénico
Historiador colombiano asegura que Santander y EEUU habrían orquestado asesinato de Bolívar
Foto ©Correo del Orinoco
Cuando se cumplen 184 años de la muerte del Libertador, William Hernández Ospino afirma que la administración del polvo hecho con el insecto -que le causó al prócer insuficiencia renal- podría haber sido ordenada por un médico estadounidense
CdO |.- “Después de exhaustivas investigaciones y confrontaciones con otras hipótesis llegué a la conclusión de que El Libertador Simón Bolívar fue envenenado en Santa Marta con altas dosis de polvo de cantárida y arsénico”. Esta es la conclusión que asoma William Hernández Ospino, escritor, historiador y poeta colombiano.
Esta conclusión, indica, está incluida en las conclusiones del estudio de los restos del Libertador, recalca Hernández, las cuales indican que la administración de cantárida en dosis elevadas causó diversas afectaciones que llevaron a la insuficiencia renal aguda, “siendo este el desencadenante final de la muerte de El Libertador”.
Para el historiador está muy clara la relación que existiría entre Francisco de Paula Santander, el Gobierno de Estados Unidos y la muerte de Bolívar.
“Santander en Washington planea con el alto Gobierno de los Estados Unidos un complot para desaparecer finalmente a Simón Bolívar del escenario político”, sentencia, entrevistado por el Correo del Orinoco vía correo electrónico con motivo de los 184 años de la muerte del Padre de la Patria.
PRESUNTAS PRUEBAS
“La prueba forense de la participación de Estados Unidos en el complot para envenenar a Simón Bolívar se constata en la certificación expedida por el Departamento Naval-Cnetro Histórico Naval de Washington, firmada por William S. Dudley, director de Oficina de Recursos Históricos, el 23 de agosto de 1983: ‘De acuerdo con los registros de la Marina en 1830 lo asignaron (al Dr. George B. Micnight, Médica Naval) a la goleta Natchez de 18 cañones. Después el Dr. Mcknight estuvo a bordo de la Corbeta Grampus de 123 cañones, comandada por el Teniente Isaac Mayo. El Grampus estuvo anclada en Santa Marta del 1 al 5 de diciembre de 1830… El 2 de diciembre el Capitán Mayo y el Cirujano Mcknight probablemente examinó y//o atendió a Bolívar en ese momento”.
Hernández se pregunta qué hacía ese médico en el bergantín. “A mi juicio, el Dr. Mcknight se entrevistó con el boticario Alejandro Prospero Reverend y aconsejó el tratamiento del polvo de cantárida y el arsénico”. Reverend atendió al Libertador en sus últimos momentos.
CANTÁRIDA EN SANTA MARTA
La cantárida es un insecto coleóptero del cual se obtiene un polvo empleado en medicina.
“No me cabe la menor duda de que el polvo de cantárida y el arsénico fueron aplicados con el propósito de causar el priapismo que afectó el sistema genitourinario de Simón Bolívar. Me pregunto:¿Qué fin noble o humanitario tenía el Dr. Naval George B.Mcknight de visitar Santa Marta, en el preciso momento en que un enemigo político de su gobierno había fondeado en el puerto?”, se pregunta el investigador.
A lo anterior se suma “un incidente histórico olvidado por muchos estudiosos, y es que nunca en Santa Marta hubo afecto por las ideas republicanas de Simón Bolívar. Es triste reconocerlo, pero El Libertador muere en una tierra que lo odiaba”.
El investigador sentencia que en el año de 1824 “todavía los habitantes de Santa Marta proclamaban a Fernando VII como su Rey. Y, un hecho histórico también omitido es que, cuando Simón Bolívar arriba al puerto de Santa Marta, aquí se encontraba uno de sus más protuberantes enemigos: Ezequiel Rojas”. ¿Qué hacía Rojas en la misma ciudad del Libertador?
ENEMIGO DE EEUU
Para argumentar su acusación contra EEUU, el historiador recuerda que Bolívar “se declaró enemigo de los Estados Unidos desde el comienzo de su carrera”, ya que “nunca escondió su aversión hacia un gobierno imperialista que había jurado adueñarse de América Meridional y del mundo”.
Estima que la pugna “comenzó en el año de 1817 cuando Simón Bolívar invade la Florida: Los Estados Unidos por su parte ambicionaban anexionarse todo el territorio de la Florida, y ante esto Simón Bolívar, planeó la creación de la república como una estrategia para cortar el paso de barcos que, desde los puertos de Boston, llevaban armamentos y municiones a los realistas en el sur del continente, y liberar en un futuro cercano a Cuba, que estaba también en poder de España”.
En su criterio, a esto se le suma “la envidia que Francisco de Paula Santander siempre exteriorizó hacia Simón Bolívar, porque los ideales del Libertador se orientaban a la felicidad del pueblo”.
Después de la Noche Septembrina (la noche del 25 de septiembre de 1828 un grupo de conspiradores intentó matar a Bolívar, pero el héroe logró salvarse por la acción de su compañera, Manuela Sáenz), Bolívar “perdona la complicidad de Santander y lo expulsa de Colombia”, pero el general “Santander desde Europa y desde los Estados Unidos desprestigió la obra y pensamiento político del Libertador. Cuando Simón Bolívar decide renunciar por la anarquía imperante en Bogotá, Lima y Caracas, toma la decisión de irse para Europa, y sale de la capital rumbo a la Costa Caribe”. De allí se desencadenarían los hechos posteriores.
El historiador considera que la autopsia del cuerpo del prócer fue innecesaria, “porque según Reverend Simón Bolívar murió de tuberculosis”. Pero “el diario del boticario Reverend fue escrito 36 años más tarde, en París”.
Insiste en que, si el Libertador murió de tuberculosis como dice Reverend (pero ya fue descartado por la investigación ordenada por el comandante Hugo Chávez) “no eran necesarios tales maltratos y desfiguramiento del cuerpo, cortándole la cabeza con una sierra para sacar el cerebro y abrirle el pecho para extraerle los órganos con el corazón”.
Recuerda igualmente que el científico venezolano José Izquierdo, “luego de una búsqueda persistente por las facultades de medicina de Francia”, anotó que Reverend “no era médico, su nombre no figura en el archivo de la Facultad de Medicina de París ni en el de algún otro de los institutos de Francia que daban enseñanza médica durante las décadas segunda y tercera del siglo XIX”.
RECHAZO MUTUO
De acuerdo con Hernández, “el Cónsul de los Estados Unidos en Lima (Perú) se refirió a Simón Bolívar en términos que delatan el odio de su gobierno hacia el prohombre”. Cita también otros documentos en los que se revelarían los planes de Santander contra el Libertador.
Bolívar siempre hizo pública “su contrariedad por el pensamiento político expansionista de los Estados Unidos. Esta frase sintetiza su rechazo a los planes imperialistas: ‘Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”.
El prócer siempre anheló “que América Meridional se convirtiera en una confederación de naciones hermanas. Es lo que han logrado la Comunidad Europea”. A su juicio “es evidente que un hermanamiento de pueblos en América Meridional se oponía a los intereses imperialistas de los Estados Unidos de Norteamérica, y como resultado El Libertador se pronuncia como un acérrimo enemigo de Washington y de los ideales planteados por los padres fundadores de ese país”. Hernández deja su hipótesis, polémica, para el debate.
“LA VERDAD HISTÓRICA DEBE PREVALECER”
William Hernández Ospino, escritor, historiador y poeta colombiano, denuncia que no hay editorial venezolana ni colombiana que se atreva a publicar su novela La verdad más allá de mi tumba, en la que -siempre según su versión- demuestra que la muerte de Simón Bolívar fue consecuencia de un complot político.
“Creo que la verdad histórica debe prevalecer. Para que esto sea una realidad pido al Gobierno de Venezuela que publique mi novela La verdad más allá de mi tumba, para que toda la humanidad conozca los planes de los liberales exaltados para asesinar al Libertador”, expresó.
Hernández admite que en los grandes crímenes políticos “es difícil juzgar a los culpables”, sin embargo “todo el mundo sabe quién mató a Sócrates. Todo el mundo sabe quiénes asesinaron a Alejandro Magno. Todo el mundo sabe quiénes asesinaron a Martin Luther King”.
Pero en el caso de Simón Bolívar “todo ha quedado oculto en los periódicos de la época”, y “este es el objetivo de mi novela histórica: que se conozca por qué hoy nuestro Continente es un lugar en donde no imperan los derechos fundamentales”.
Fuente: Correo del Orinoco
Historiador colombiano asegura que Santander y EEUU habrían orquestado asesinato de Bolívar
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Foto ©Correo del Orinoco
Cuando se cumplen 184 años de la muerte del Libertador, William Hernández Ospino afirma que la administración del polvo hecho con el insecto -que le causó al prócer insuficiencia renal- podría haber sido ordenada por un médico estadounidense
CdO |.- “Después de exhaustivas investigaciones y confrontaciones con otras hipótesis llegué a la conclusión de que El Libertador Simón Bolívar fue envenenado en Santa Marta con altas dosis de polvo de cantárida y arsénico”. Esta es la conclusión que asoma William Hernández Ospino, escritor, historiador y poeta colombiano.
Esta conclusión, indica, está incluida en las conclusiones del estudio de los restos del Libertador, recalca Hernández, las cuales indican que la administración de cantárida en dosis elevadas causó diversas afectaciones que llevaron a la insuficiencia renal aguda, “siendo este el desencadenante final de la muerte de El Libertador”.
Para el historiador está muy clara la relación que existiría entre Francisco de Paula Santander, el Gobierno de Estados Unidos y la muerte de Bolívar.
“Santander en Washington planea con el alto Gobierno de los Estados Unidos un complot para desaparecer finalmente a Simón Bolívar del escenario político”, sentencia, entrevistado por el Correo del Orinoco vía correo electrónico con motivo de los 184 años de la muerte del Padre de la Patria.
PRESUNTAS PRUEBAS
“La prueba forense de la participación de Estados Unidos en el complot para envenenar a Simón Bolívar se constata en la certificación expedida por el Departamento Naval-Cnetro Histórico Naval de Washington, firmada por William S. Dudley, director de Oficina de Recursos Históricos, el 23 de agosto de 1983: ‘De acuerdo con los registros de la Marina en 1830 lo asignaron (al Dr. George B. Micnight, Médica Naval) a la goleta Natchez de 18 cañones. Después el Dr. Mcknight estuvo a bordo de la Corbeta Grampus de 123 cañones, comandada por el Teniente Isaac Mayo. El Grampus estuvo anclada en Santa Marta del 1 al 5 de diciembre de 1830… El 2 de diciembre el Capitán Mayo y el Cirujano Mcknight probablemente examinó y//o atendió a Bolívar en ese momento”.
Hernández se pregunta qué hacía ese médico en el bergantín. “A mi juicio, el Dr. Mcknight se entrevistó con el boticario Alejandro Prospero Reverend y aconsejó el tratamiento del polvo de cantárida y el arsénico”. Reverend atendió al Libertador en sus últimos momentos.
CANTÁRIDA EN SANTA MARTA
La cantárida es un insecto coleóptero del cual se obtiene un polvo empleado en medicina.
“No me cabe la menor duda de que el polvo de cantárida y el arsénico fueron aplicados con el propósito de causar el priapismo que afectó el sistema genitourinario de Simón Bolívar. Me pregunto:¿Qué fin noble o humanitario tenía el Dr. Naval George B.Mcknight de visitar Santa Marta, en el preciso momento en que un enemigo político de su gobierno había fondeado en el puerto?”, se pregunta el investigador.
A lo anterior se suma “un incidente histórico olvidado por muchos estudiosos, y es que nunca en Santa Marta hubo afecto por las ideas republicanas de Simón Bolívar. Es triste reconocerlo, pero El Libertador muere en una tierra que lo odiaba”.
El investigador sentencia que en el año de 1824 “todavía los habitantes de Santa Marta proclamaban a Fernando VII como su Rey. Y, un hecho histórico también omitido es que, cuando Simón Bolívar arriba al puerto de Santa Marta, aquí se encontraba uno de sus más protuberantes enemigos: Ezequiel Rojas”. ¿Qué hacía Rojas en la misma ciudad del Libertador?
ENEMIGO DE EEUU
Para argumentar su acusación contra EEUU, el historiador recuerda que Bolívar “se declaró enemigo de los Estados Unidos desde el comienzo de su carrera”, ya que “nunca escondió su aversión hacia un gobierno imperialista que había jurado adueñarse de América Meridional y del mundo”.
Estima que la pugna “comenzó en el año de 1817 cuando Simón Bolívar invade la Florida: Los Estados Unidos por su parte ambicionaban anexionarse todo el territorio de la Florida, y ante esto Simón Bolívar, planeó la creación de la república como una estrategia para cortar el paso de barcos que, desde los puertos de Boston, llevaban armamentos y municiones a los realistas en el sur del continente, y liberar en un futuro cercano a Cuba, que estaba también en poder de España”.
En su criterio, a esto se le suma “la envidia que Francisco de Paula Santander siempre exteriorizó hacia Simón Bolívar, porque los ideales del Libertador se orientaban a la felicidad del pueblo”.
Después de la Noche Septembrina (la noche del 25 de septiembre de 1828 un grupo de conspiradores intentó matar a Bolívar, pero el héroe logró salvarse por la acción de su compañera, Manuela Sáenz), Bolívar “perdona la complicidad de Santander y lo expulsa de Colombia”, pero el general “Santander desde Europa y desde los Estados Unidos desprestigió la obra y pensamiento político del Libertador. Cuando Simón Bolívar decide renunciar por la anarquía imperante en Bogotá, Lima y Caracas, toma la decisión de irse para Europa, y sale de la capital rumbo a la Costa Caribe”. De allí se desencadenarían los hechos posteriores.
El historiador considera que la autopsia del cuerpo del prócer fue innecesaria, “porque según Reverend Simón Bolívar murió de tuberculosis”. Pero “el diario del boticario Reverend fue escrito 36 años más tarde, en París”.
Insiste en que, si el Libertador murió de tuberculosis como dice Reverend (pero ya fue descartado por la investigación ordenada por el comandante Hugo Chávez) “no eran necesarios tales maltratos y desfiguramiento del cuerpo, cortándole la cabeza con una sierra para sacar el cerebro y abrirle el pecho para extraerle los órganos con el corazón”.
Recuerda igualmente que el científico venezolano José Izquierdo, “luego de una búsqueda persistente por las facultades de medicina de Francia”, anotó que Reverend “no era médico, su nombre no figura en el archivo de la Facultad de Medicina de París ni en el de algún otro de los institutos de Francia que daban enseñanza médica durante las décadas segunda y tercera del siglo XIX”.
RECHAZO MUTUO
De acuerdo con Hernández, “el Cónsul de los Estados Unidos en Lima (Perú) se refirió a Simón Bolívar en términos que delatan el odio de su gobierno hacia el prohombre”. Cita también otros documentos en los que se revelarían los planes de Santander contra el Libertador.
Bolívar siempre hizo pública “su contrariedad por el pensamiento político expansionista de los Estados Unidos. Esta frase sintetiza su rechazo a los planes imperialistas: ‘Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”.
El prócer siempre anheló “que América Meridional se convirtiera en una confederación de naciones hermanas. Es lo que han logrado la Comunidad Europea”. A su juicio “es evidente que un hermanamiento de pueblos en América Meridional se oponía a los intereses imperialistas de los Estados Unidos de Norteamérica, y como resultado El Libertador se pronuncia como un acérrimo enemigo de Washington y de los ideales planteados por los padres fundadores de ese país”. Hernández deja su hipótesis, polémica, para el debate.
“LA VERDAD HISTÓRICA DEBE PREVALECER”
William Hernández Ospino, escritor, historiador y poeta colombiano, denuncia que no hay editorial venezolana ni colombiana que se atreva a publicar su novela La verdad más allá de mi tumba, en la que -siempre según su versión- demuestra que la muerte de Simón Bolívar fue consecuencia de un complot político.
“Creo que la verdad histórica debe prevalecer. Para que esto sea una realidad pido al Gobierno de Venezuela que publique mi novela La verdad más allá de mi tumba, para que toda la humanidad conozca los planes de los liberales exaltados para asesinar al Libertador”, expresó.
Hernández admite que en los grandes crímenes políticos “es difícil juzgar a los culpables”, sin embargo “todo el mundo sabe quién mató a Sócrates. Todo el mundo sabe quiénes asesinaron a Alejandro Magno. Todo el mundo sabe quiénes asesinaron a Martin Luther King”.
Pero en el caso de Simón Bolívar “todo ha quedado oculto en los periódicos de la época”, y “este es el objetivo de mi novela histórica: que se conozca por qué hoy nuestro Continente es un lugar en donde no imperan los derechos fundamentales”.
| Correo del Orinoco
Fuente: Correo del Orinoco
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