Hace 50 años Di Stéfano fue secuestrado en Caracas: “¡Che, que no soy político, soy futbolista!”
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Hace 50 años Di Stéfano fue secuestrado en Caracas: “¡Che, que no soy político, soy futbolista!”
Hace 50 años Di Stéfano fue secuestrado en Caracas: “¡Che, que no soy político, soy futbolista!”
Foto ©Panorama Noticias24 |.- 50 años atrás el máximo artillero del Real Madrid, Alfredo Di Stéfano, llegaba al país para disputar en Caracas la pequeña Copa del Mundo. Lo que nadie se imaginó nunca es que la “Saeta Rubia” sería secuestrada por las Faln durante 3 días para obtener notoriedad mediática.
Era el año 1963 y varios equipos de renombre internacional acudían al estadio de la UCV para disputar el torneo Series Mundiales de Caracas, que en aquel entonces disputarían el Real Madrid, el Oporto y São Paulo, en una fase de grupos con partidos de ida y vuelta.
El primer partido del Madrid sería contra el Oporto el día martes 20 de agosto. El crack juega todo el partido y consigue la victoria 2-1 sobre el equipo portugués, pero termina con molestias en la espalda. Ante esta situación es sustituido por Evaristo para el juego del viernes ante el São Paulo, donde el equipo merengue finalizó con revés de 2-1. Vale la pena acotar que el encuentro destacó por un entretiempo de terror debido a que mientras los equipos estaban descansando en el vestuario, se oyen disparos fuera del estadio. El público, atemorizado, invade el campo y recomponer la situación demora poco más de 45 minutos.
El día sábado en la madrugada mientras el equipo blanco descansaba en el Hotel Potomac, Di Stéfano recibe una llamada de la recepción del hotel, argumentando que unos policías solicitaban su presencia en el lobby. La Saeta, al pensar que se trataba de una broma de sus compañeros de club contesta: “Si quieren hablar conmigo, que suban ellos”.
Pero al poco rato llaman a la puerta, abre y aparecen tres policías. Le dicen que tiene que acompañarles a comisaría, para una inspección de rutina. Di Stéfano dice que lo tiene que comunicar a Muñoz Lusarreta (vicepresidente, a cargo de la expedición) o a Agustín Domínguez (secretario de la gerencia), pero le dicen que va a ser sólo un momento y le urgen.
Al bajar lo meten en una camioneta y le dicen que está secuestrado, le vendan los ojos y le dicen que esté tranquilo, que no le pasará nada.
A la una de la tarde, un portavoz de la organización subversiva Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (Faln) llama por teléfono al hotel, habla con Muñoz Lusarreta y le dice que Di Stéfano está bien, que no sufrirá ningún daño y que le soltarán en cuanto el secuestro haya alcanzado suficiente publicidad. Que todo lo que pretenden es llamar la atención sobre su movimiento, crítico con Betancourt. Establecen comunicaciones con las agencias de prensa.
Di Stéfano puede jugar dominó, naipes, incluso puede escuchar la radio, le traen comida encargada de restaurantes de prestigio pero no lo dejan asomarse al exterior, y lo mantienen bajo vigilancia armada continuamente. A pesar de todos los esfuerzos de los guerrilleros por asegurarle que no le pasará nada, Di Stéfano la pasa mal, por los nervios no puede dormir bien ni mucho menos comer.
El día lunes 26, ya avanzada la mañana, le dicen que ya consiguieron suficiente importancia mediática con el secuestro y que lo van a liberar, lo disfrazan para que no sea reconocido en la calle y lo sueltan en la avenida libertador, con indicaciones de que agarre un taxi hasta la embajada española.
Una vez que está sano y salvo en la embajada se disponen a llamar al Hotel Potomac y a su familia en Madrid y Buenos Aires.
Convocada la rueda de prensa, Di Stéfano logra reconocer a dos de los secuestradores, entre ellos a Máximo Canales, del que ya se sabía que era el jefe del operativo revolucionario.
Vídeo ©RTVE /Youtube
Foto ©Diario Panorama
Foto ©Diario Panorama
Foto ©Diario Panorama
Foto ©Diario PanoramaCon información de AS
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Fuente: Noticias24
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Foto ©Panorama
Era el año 1963 y varios equipos de renombre internacional acudían al estadio de la UCV para disputar el torneo Series Mundiales de Caracas, que en aquel entonces disputarían el Real Madrid, el Oporto y São Paulo, en una fase de grupos con partidos de ida y vuelta.
El primer partido del Madrid sería contra el Oporto el día martes 20 de agosto. El crack juega todo el partido y consigue la victoria 2-1 sobre el equipo portugués, pero termina con molestias en la espalda. Ante esta situación es sustituido por Evaristo para el juego del viernes ante el São Paulo, donde el equipo merengue finalizó con revés de 2-1. Vale la pena acotar que el encuentro destacó por un entretiempo de terror debido a que mientras los equipos estaban descansando en el vestuario, se oyen disparos fuera del estadio. El público, atemorizado, invade el campo y recomponer la situación demora poco más de 45 minutos.
El día sábado en la madrugada mientras el equipo blanco descansaba en el Hotel Potomac, Di Stéfano recibe una llamada de la recepción del hotel, argumentando que unos policías solicitaban su presencia en el lobby. La Saeta, al pensar que se trataba de una broma de sus compañeros de club contesta: “Si quieren hablar conmigo, que suban ellos”.
Pero al poco rato llaman a la puerta, abre y aparecen tres policías. Le dicen que tiene que acompañarles a comisaría, para una inspección de rutina. Di Stéfano dice que lo tiene que comunicar a Muñoz Lusarreta (vicepresidente, a cargo de la expedición) o a Agustín Domínguez (secretario de la gerencia), pero le dicen que va a ser sólo un momento y le urgen.
Al bajar lo meten en una camioneta y le dicen que está secuestrado, le vendan los ojos y le dicen que esté tranquilo, que no le pasará nada.
A la una de la tarde, un portavoz de la organización subversiva Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (Faln) llama por teléfono al hotel, habla con Muñoz Lusarreta y le dice que Di Stéfano está bien, que no sufrirá ningún daño y que le soltarán en cuanto el secuestro haya alcanzado suficiente publicidad. Que todo lo que pretenden es llamar la atención sobre su movimiento, crítico con Betancourt. Establecen comunicaciones con las agencias de prensa.
Di Stéfano puede jugar dominó, naipes, incluso puede escuchar la radio, le traen comida encargada de restaurantes de prestigio pero no lo dejan asomarse al exterior, y lo mantienen bajo vigilancia armada continuamente. A pesar de todos los esfuerzos de los guerrilleros por asegurarle que no le pasará nada, Di Stéfano la pasa mal, por los nervios no puede dormir bien ni mucho menos comer.
El día lunes 26, ya avanzada la mañana, le dicen que ya consiguieron suficiente importancia mediática con el secuestro y que lo van a liberar, lo disfrazan para que no sea reconocido en la calle y lo sueltan en la avenida libertador, con indicaciones de que agarre un taxi hasta la embajada española.
Una vez que está sano y salvo en la embajada se disponen a llamar al Hotel Potomac y a su familia en Madrid y Buenos Aires.
Convocada la rueda de prensa, Di Stéfano logra reconocer a dos de los secuestradores, entre ellos a Máximo Canales, del que ya se sabía que era el jefe del operativo revolucionario.
Vídeo ©RTVE /Youtube
Foto ©Diario Panorama
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