Sucedió en Valera: Se fue a la disco de rumba y sin saber, despertó en un hotel junto a un hombre
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Sucedió en Valera: Se fue a la disco de rumba y sin saber, despertó en un hotel junto a un hombre
Sucedió en Valera: Se fue a la disco de rumba y sin saber, despertó en un hotel junto a un hombre
Foto ©indiatvnews.comLa víctima es una joven de 20 años, que en medio de lágrimas cuenta que fue vendida por una noche; no supo qué pasó, tomó una bebida preparada
Los Andes |.- Lucila Virginia tiene 20 años, es Técnico Superior en Diseño Gráfico, decidió romper el silencio y contar su amarga historia para que otras jóvenes no caigan en las redes de la maldad, de la prostitución, ni pierdan de vista sus bebidas, y a la hora de ir de rumba ser desconfiada, cautelosa, para evitar ser víctima de abusos.
La joven profesional vive en una zona residencial de Carvajal, cuenta que hace tres meses, el sábado, 25 de enero, vivió una infeliz experiencia que la marcó para siempre. Ella relata que había culminado sus estudios y para celebrarlo acordó salir con sus "amigas del alma", a quienes conocía desde niña.
Llegó la noche, bajaron en taxi a Valera para disfrutar de una noche de discoteca. Un centro nocturno en la avenida Bolívar, sector Las Acacias, fue el sitio para pasarla bien hasta el amanecer. La joven recuerda que la última vez que vio el reloj eran las 2:33 de la mañana, plena madrugada del domingo.
Lucila dice que disfrutó al máximo la noche, bebió y bailó, jamás pensó que sus amigas tenían algo preparado, una mala jugada, la habían vendido por una noche de placer. No sabía pero su verdugo estuvo entre ellas, no lo detectó. La confianza con sus "amigas" la llevó a dejar en sus manos la bebida.
Drogada
Tres son las vecinas, quienes regresaron a su casa sin Lucila, ella despertó en un hotel junto a hombre; desconcertada no sabía cómo había llegado a ese cuarto, muchas interrogantes pasaron por su cabeza, había sido abusada, ultrajada, no sólo por un desconocido sino por sus amigas.
La joven profesional cuenta que fue drogada, que su bebida fue preparada en una de esas escapadas al baño, jamás pensó que sería traicionada, ni mucho menos de esa forma; fue vendida como objeto de prostitución. La deshonra la obligó a enclaustrarse en su cuarto por unas semanas, estaba destrozada.
No denunció para evitar exponerse a la luz pública, no conocía a su verdugo, solo era su fatídica experiencia y testimonio contra "sus amigas", no era fácil de creer, pensó que su familia le daría la espalda, en su encierro se aferró a Dios, a quien pidió fortaleza para seguir adelante.
Han pasado 97 días de aquella amarga vivencia; Lucila suspira, se lamenta, muchas lágrimas han recorrido su rostro, pero ha decidido seguir adelante y contar desde el anonimato su trago amargo, su noche fatal para que otras jóvenes no sean presas de pervertidos y mujeres que buscan dinero fácil.
Sea precavido
Hay historias que no salen a la luz pública, sus víctimas guardan silencio y deciden seguir adelante, pero hay casos donde se ha detectado el uso de drogas entre ellas la burundanga, que al hacer contacto con las víctimas logra casi de inmediato que pierdan el conocimiento durante varias horas; la emplean para adormecer a sus víctimas y tenerlas a su merced. La persona ve anulada su voluntad y responderá a lo que le solicite el verdugo. Es necesario no perder de vista su bebida para evitar despertar en otro sitio en una situación desagradable.
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Fuente: Diario Los Andes
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Foto ©indiatvnews.com
Los Andes |.- Lucila Virginia tiene 20 años, es Técnico Superior en Diseño Gráfico, decidió romper el silencio y contar su amarga historia para que otras jóvenes no caigan en las redes de la maldad, de la prostitución, ni pierdan de vista sus bebidas, y a la hora de ir de rumba ser desconfiada, cautelosa, para evitar ser víctima de abusos.
La joven profesional vive en una zona residencial de Carvajal, cuenta que hace tres meses, el sábado, 25 de enero, vivió una infeliz experiencia que la marcó para siempre. Ella relata que había culminado sus estudios y para celebrarlo acordó salir con sus "amigas del alma", a quienes conocía desde niña.
Llegó la noche, bajaron en taxi a Valera para disfrutar de una noche de discoteca. Un centro nocturno en la avenida Bolívar, sector Las Acacias, fue el sitio para pasarla bien hasta el amanecer. La joven recuerda que la última vez que vio el reloj eran las 2:33 de la mañana, plena madrugada del domingo.
Lucila dice que disfrutó al máximo la noche, bebió y bailó, jamás pensó que sus amigas tenían algo preparado, una mala jugada, la habían vendido por una noche de placer. No sabía pero su verdugo estuvo entre ellas, no lo detectó. La confianza con sus "amigas" la llevó a dejar en sus manos la bebida.
Drogada
Tres son las vecinas, quienes regresaron a su casa sin Lucila, ella despertó en un hotel junto a hombre; desconcertada no sabía cómo había llegado a ese cuarto, muchas interrogantes pasaron por su cabeza, había sido abusada, ultrajada, no sólo por un desconocido sino por sus amigas.
La joven profesional cuenta que fue drogada, que su bebida fue preparada en una de esas escapadas al baño, jamás pensó que sería traicionada, ni mucho menos de esa forma; fue vendida como objeto de prostitución. La deshonra la obligó a enclaustrarse en su cuarto por unas semanas, estaba destrozada.
No denunció para evitar exponerse a la luz pública, no conocía a su verdugo, solo era su fatídica experiencia y testimonio contra "sus amigas", no era fácil de creer, pensó que su familia le daría la espalda, en su encierro se aferró a Dios, a quien pidió fortaleza para seguir adelante.
Han pasado 97 días de aquella amarga vivencia; Lucila suspira, se lamenta, muchas lágrimas han recorrido su rostro, pero ha decidido seguir adelante y contar desde el anonimato su trago amargo, su noche fatal para que otras jóvenes no sean presas de pervertidos y mujeres que buscan dinero fácil.
Sea precavido
Hay historias que no salen a la luz pública, sus víctimas guardan silencio y deciden seguir adelante, pero hay casos donde se ha detectado el uso de drogas entre ellas la burundanga, que al hacer contacto con las víctimas logra casi de inmediato que pierdan el conocimiento durante varias horas; la emplean para adormecer a sus víctimas y tenerlas a su merced. La persona ve anulada su voluntad y responderá a lo que le solicite el verdugo. Es necesario no perder de vista su bebida para evitar despertar en otro sitio en una situación desagradable.
| Diario Los Andes Trujillo
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Fuente: Diario Los Andes
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